miércoles, 16 de abril de 2014

LA OREJA VERDE de Gianni Rodari.

En una sociedad en la que a los niños se les habla mucho y se les escucha poco, La Oreja Verde nació con el resuelto propósito de escuchar. Como bien lo expresa Rodari en su poema:


Un día, en el Expreso Soria Monteverde,
vi subir a un hombre con una oreja verde.
Ya joven no era, sino maduro parecía,
salvo, la oreja que verde seguía.
Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno bien mirado.
Le dije: Señor, Usted, tiene ya cierta edad,
dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad?
Me contestó amablemente: yo ya soy persona vieja,
pues de joven sólo tengo esta oreja.
Es una oreja de niño, que me sirve para oír
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:
Oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan,
oigo también a los niños, cuando cuentan cosas
que a una oreja madura, parecerían misteriosas.
Así habló el Señor de la oreja verde
aquel día, en el Expreso Soria Monteverde.


Las semanas pasadas, Sandra Martin, una maestra de educación infantil, vino a darnos una conferencia a cerca del trabajo por proyectos que ella lleva a cabo en su aula, fue fabulosa la manera y la forma que tiene para trabajar y las ganas que le pone a su trabajo.

Nos leyó este poema de la oreja verde de Gianni Rodari, que viene a decir la importancia que tiene que escuchemos a los más pequeños que sepamos lo que quieren, sus motivaciones, sus intereses.  Y que como futuros docentes tengamos esa oreja verde, ya que si no somos capaces de escucharles, si no respetamos sus ideas no conseguiremos que sean felices y por lo tanto no conseguiremos desarrollar todo su potencial.

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